domingo, 18 de febrero de 2007

El Ingrato Deber de Respirar

Su frío beso entro por mi mejilla como el más cruel trago de cicuta. Sus labios, simétricamente perfectos quedaron en mi cara por horas y la sensación de frío quemante se iba apoderando de mí, y poco a poco el sentido de ser se fue esfumando de mi cuerpo, a la vez que mi corazón iba careciendo de buenos sentimientos...

Lloré al cruzar esa puerta y caí en el suelo particularmente frío... ya no lloraba...

Descubrí los sentimientos mas oscuros, la crueldad, el odio y el rencor eran parte natural y fundamental de mí, y en lugar de rezar una oración por mi “sucia” alma, mande el mundo a la mierda y me encontré solo entre mil personas, solo en la penumbra del abismo donde todos podían verme, pero donde nadie me notaba, por donde pasaba desapercibido, y me mantenía ahí, estático, no reía, no lloraba, no emitía el mas mínimo movimiento, no daba el menor indicio de vida y en ese momento fue cuando respirar se volvió un ingrato deber para conmigo.

No hay comentarios: