Su frío beso entro por mi mejilla como el más cruel trago de cicuta. Sus labios, simétricamente perfectos quedaron en mi cara por horas y la sensación de frío quemante se iba apoderando de mí, y poco a poco el sentido de ser se fue esfumando de mi cuerpo, a la vez que mi corazón iba careciendo de buenos sentimientos...
Lloré al cruzar esa puerta y caí en el suelo particularmente frío... ya no lloraba...
Descubrí los sentimientos mas oscuros, la crueldad, el odio y el rencor eran parte natural y fundamental de mí, y en lugar de rezar una oración por mi “sucia” alma, mande el mundo a la mierda y me encontré solo entre mil personas, solo en la penumbra del abismo donde todos podían verme, pero donde nadie me notaba, por donde pasaba desapercibido, y me mantenía ahí, estático, no reía, no lloraba, no emitía el mas mínimo movimiento, no daba el menor indicio de vida y en ese momento fue cuando respirar se volvió un ingrato deber para conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario